Casa Montañés

La Rehabilitación

La Rehabilitación de la Casa Montañés

Cuando en 1985 lo adquirió la Comunidad Autónoma de Canarias para sede del Consejo Consultivo la edificación se hallaba en deficiente estado de conservación y de forma no homogénea a saber:

  • En el patio principal había desaparecido la galería alta de madera que, mutilada y con la pérdida de la mayoría de los elementos, había quedado embebida en fábrica de albañilería con ventanas de guillotina.
  • Como consecuencia de ello, habían desaparecido los elementos complementarios tales como los aleros, gárgolas y canes de apeo que fueron eliminados para disponer canales y bajantes de evacuación de aguas pluviales (estos últimos se adosaban vergonzosamente a los hermosos pilares de madera).
  • Todos los artesonados se hallaban cubiertos por envarillado y yeso (por lo cual sufrieron diversas mutilaciones), que en el salón y gabinete estaban decorados más refinadamente.
  • La entreplanta se halla fragmentada especialmente para albergar varias habitaciones enmoquetadas y empapeladas, así como cocinas y baños, por lo que se llegó incluso a perforar los suelos para dar salida a las instalaciones de evacuación.
  • Algún hueco había sido desplazado de la posición original.
  • En planta baja las dependencias estaban en muy deficiente estado de conservación y sanitario (a pesar de localizarse otro aseo).
  • El estado del patio trasero tanto en lo que se refiera a galerías como a estancias era casi ruinoso, con pérdida de tramos completos, o de gran número de elementos de las primeras, y un lamentable estado de las cubiertas y pavimentos en los segundos.
  • Algunas de las dependencias de moderna manipulación (cocina y aseos al fondo) fueron ejecutadas muy deficientemente presentando un altísimo deterioro en los elementos hormigonados (corrosión y oxidación de armaduras, al descubierto, etc.).

La importancia de este edificio que está catalogado por su interés histórico artístico, hace que la actuación haya debido acomodarse lo más posible a una restauración, observando en todo caso, el máximo respeto a su definición formal y su articulación espacial. La introducción de cualquier elemento "nuevo" de alguna forma forzada por su nuevo uso, ha sido sopesada cuidadosamente y ha merecido una especial atención para posibilitar su perfecta integración en el conjunto.

En la zona del patio anterior o principal cabe hablar más propiamente de una operación de restauración, mientras que en la del posterior hay que hablar de reconstrucción, todo ello atendiendo a criterios de fidelidad no sólo formal, sino también material.

Como elementos nuevos cabe señalar el sellado posterior de las galerías del patio con tablero de madera para resolver el problema climático que obligó históricamente, en muchos casos (como éste), al sellado con fábrica de albañilería, perdiéndose la imagen original con gran perjuicio del impacto estético. En el patio posterior, el sellado se ha hecho extensivo a los cuatro lados.

La transformación del granero en un salón de estudios, para lo cual ha habido que "refinar" su techo con envigado bien vitolado y dotarlo de tablero continuo de madera bajo la teja.

En la planta alta, y por necesidades funcionales se han obtenido dos habitaciones de lo que antes fue una estancia única.

Aprovechando la zona posterior que carecía de definición antigua, se han localizado, tanto en planta alta como baja, los necesarios aseos.

En el patio principal, se ha dispuesto sobre el aljibe una fuente de cantería, tanto para señalar su presencia como para romper la aridez que supone la falta de vegetación. Asimismo, se ha sustituido un anterior zócalo (moderno) de losetas de mortero por otro de azulejos sevillanos (que fueron introducidos en las Islas durante el XIX) de diseño discreto, y que permiten por su escaso espesor (frente a la cantería) salvar adecuadamente el encuentro con la carpintería. La necesidad de zócalo es funcional, en evitación de que las salpicaduras del agua de lluvia al caer desde lo alto, especialmente gárgolas, manchen continuamente las paredes.

El cumplimiento de la obligada normativa de protección contra incendios, justifica la presencia de todo un sistema de detección y extinción que desafortunadamente debe instalarse de la forma más visible.

Debe quedar constancia de que la operación de rehabilitación ha permitido la recuperación del testimonio pictórico (muy escaso por cierto) de Marcelino de Oraá y Cólogan, nacido en 1851, que fue el autor de la decoración neoárabe de la antesala, y de la pompeyana de la caja de escalera, esta última cubierta por espesa capa de encalado y ahora felizmente rescatada por el trabajo serio y tenaz de los restauradores, que igualmente han realizado un concienzudo trabajo de recuperación de varios cuadros pertenecientes al patrimonio de la casa, entre los que destacan una Virgen de Candelaria de medio cuerpo atribuible a Cristóbal Hernández de Quintana (1651 1725), similar a la de cuerpo entero que se conserva en el Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna, y un retrato "post mortem" de D. Matías Rodríguez Carta, presumiblemente de manos de José Rodríguez de Oliva (1695 1777) dada su estrecha relación con el que se conserva en la Capilla familiar del templo parroquial de Nuestra Señora de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife.

Finalmente, cabe señalar que se ha procurado la caracterización del edificio para su nueva funcionalidad mediante la elección de un mobiliario adecuado, realizado en su mayor parte por los maestros artesanos ebanistas de las islas, a cuyo cargo ha corrido igualmente la restauración del mobiliario antiguo.

Sebastián Matías Delgado Campos - Arquitecto

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